Muere la Proposición 187,
continúa la guerra contra los inmigrantes

Obrero Revolucionario #1018, 15 de agosto, 1999

En 1994, se aprobó la Proposición 187 en California, una desalmada ley para negar educación y servicios de salud a muchos inmigrantes, y para convertir a maestros y médicos en soplones de la Migra.

El 29 de julio, la mayoría de las cláusulas de la 187 fueron anuladas a través de una mediación entre el gobernador de California y grupos de derechos civiles. Sin embargo, sigue en vigor la cláusula de mayores condenas por usar documentos falsos. La derrota de la 187 se debe a desacuerdos en el seno de la clase dominante sobre la política hacia los inmigrantes, así como a la poderosa resistencia de amplios sectores de latinos y otras nacionalidades a esta y otras embestidas de la guerra contra los inmigrantes.

La Proposición 187 fue parte de una campaña electoral racista y demagógica encabezada por el gobernador de California, Pete Wilson, que le echó la culpa a los inmigrantes por el desempleo, los recortes de servicios sociales y otros problemas del sistema capitalista. Negaba derechos elementales, como educación y servicios de salud, a los indocumentados y sus hijos; además, ordenaba que la policía, trabajadores de salud, maestros y trabajadores sociales revisaran el estatus migratorio, incluso de niños, y reportaran los indocumentados a la Migra.

La 187 dictaba mayor represión contra los inmigrantes, con consecuencias como: el arresto y deportación de madres que llevaban sus hijos al hospital; expulsión de las escuelas de niños sin papeles; mayor hostigamiento, amenazas, intimidación y brutalidad de la policía y la Migra. Su deshumanización de los inmigrantes hizo recordar la represión contra los judíos de la Alemania nazi antes de establecer los campos de concentración.

Tras la aprobación de la 187, organizaciones latinas de derechos civiles cuestionaron su constitucionalidad en los tribunales y en noviembre de 1994 una jueza federal dictó un amparo para que no se pusiera en práctica. No lo hizo porque se oponía a la 187, sino porque los asuntos de inmigración le competen al gobierno federal, no al estatal. Wilson y el gobierno de California entablaron una apelación, pero la corte la rechazó en 1998. El nuevo gobernador, el demócrata Gray Davis, decidió someter la disputa a mediación federal en vez de seguir con la apelación (como querían las fuerzas pro 187) o retirarla (como pedían los grupos contra la 187). El mediador estuvo de acuerdo con la corte contra la 187.

La Proposición 187 marcó la pauta para una serie de leyes racistas contra los inmigrantes, espoleadas por poderosas fuerzas burguesas en el estado de California: la Proposición 209, que eliminó los programas de acción afirmativa, y la 227 contra la educación bilingüe. Todas estas leyes criminalizaron a los inmigrantes y crearon un clima de miedo, represión e intimidación racista.

Un nuevo informe del Consejo Nacional de La Raza señala que leyes antiinmigrantes como la 187 "socavaron el estatus legal y los derechos civiles de una comunidad entera. Abrieron la puerta a extremistas y otras fuerzas que fomentan violencia racista porque, según su lógica, los hispanos están aquí ilegalmente, aprovechando las leyes del país a expensas de otros americanos, o no les interesa ser ciudadanos leales y productivos, pues ni siquiera aprenden el idioma". El informe destaca: "Los perpetradores de violencia racista no se limitan a los grupos racistas que todos conocemos.... Pueden abarcar hasta las fuerzas policiales...".

La resistencia del pueblo, la respuesta del sistema

Hubo una resistencia feroz y valiente contra la 187. El pueblo se volcó a las calles de Los Angeles y otras ciudades. Se realizaron paros estudiantiles en todo el estado. La víspera de las elecciones, 100.000 personas llenaron las calles de Los Angeles en la mayor protesta en la historia del sur de California. Mil trabajadores de la costura se salieron de las maquiladoras y se dirigieron al centro enarbolando mantas revolucionarias, y miles de maestros y trabajadores de salud firmaron promesas de no obedecer la ley.

El movimiento prendió alarma en la estructura de poder. El alineamiento de fuerzas no le favorecía: miles de latinos airados se echaban a la calle; profesionales y gente de clase media tomaban partido con los oprimidos y se comprometían a violar la ley. En cierta medida se ha logrado canalizar ese fermento político hacia la esfera electoral, por ejemplo, a las campañas de Gray Davis y otros demócratas. Sin embargo, el movimiento contra la 187 creó conciencia, y parió nuevas fuerzas y alianzas, sobre todo de jóvenes, que siguen teniendo gran eco hoy.

Varios factores, además de preocupación por la respuesta de las masas, figuran en la decisión de la clase dominante de abandonar la 187. En primer lugar, muchas medidas de la 187 se han incorporado a la ley federal. En 1996, el presidente Clinton firmó la Ley de Responsabilidad Personal, Reconciliación y Oportunidad de Trabajar, así como la Ley de Responsabilidad del Inmigrante y la Reforma Migratoria para Indocumentados. Ambas leyes siguen la pauta de la 187: limitan el derecho de los no ciudadanos a recibir servicios federales, estatales y municipales, y especifican que los indocumentados no recibirán ayuda pública salvo en casos de emergencia. El New York Times informó: "Hoy el gobernador Gray Davis recalcó que aunque se haya `derogado' la Proposición 187, las leyes migratorias federales de 1996 contienen estipulaciones muy parecidas...".

Algunas fuerzas de la clase dominante no quieren seguir fomentando un clima descaradamente antiinmigrante para no perjudicar las relaciones económicas con México y el abasto de mano de obra inmigrante, temas que se abordaron durante la visita del presidente mexicano, Ernesto Zedillo, a California en mayo. También temen que crearía problemas para otras ramas del aparato represivo; por ejemplo, si la policía hace el oficio de la Migra, los programas de "integración a la comunidad" sufrirían pues la gente no colaboraría con la chota por miedo.

¡Alto a la guerra<R>contra los inmigrantes!

Aunque la clase dominante se haya echado para atrás con la 187, sigue librando una guerra contra los inmigrantes. Las leyes federales han incorporado muchas medidas contra los inmigrantes, y las cláusulas de la 187 que imponen mayores condenas por usar documentos falsos siguen en vigor. Gray Davis criticó el racismo y la política de dividir y vencer durante su campaña electoral, pero como gobernador no condenó la 187 ni retiró la apelación. Es más, aplaudió al mediador por salvar la "esencia" de la 187. Además, apoya la Proposición 209 contra la acción afirmativa y no ha eliminado la prohibición de dar licencias de manejar a los indocumentados. Los altos funcionarios del gobierno-tanto demócratas como republicanos-no abandonarán su programa de castigo contra las masas, sobre todo los ataques a los inmigrantes, y los partidarios de la 187 siguen maniobrando para que entre en vigor.

El informe del Consejo Nacional de La Raza señala: "La discriminación contra obreros hispanos y sus familias en empleo y vivienda ha aumentado. Por otra parte, datos preliminares sobre violencia contra latinos... indican que la cantidad de incidentes racistas está en aumento".

Siguen militarizando la frontera, mandando más armamento, equipo de vigilancia y agentes a la zona. El San Jose Mercury News (26 de julio) informa que según cifras del Departamento de Justicia: "Los procesos por violaciones de la ley migratoria son el mayor segmento de los procesos federales", incluso más que por droga. "Cada año, solo en San Diego, miles de indocumentados, muchos con antecedentes penales, son juzgados por violar las leyes de reingreso al país". Los arrestos por violaciones migratorias se han duplicado desde 1992. Hace siete años se registraron 20 casos en el norte de California, pero el año pasado hubo 166. "Hay más y mayores condenas por violaciones migratorias.... Por lo general, los condenados de reingresar ilegalmente pasan dos años en una prisión federal antes de ser deportados".

La fuerza del pueblo fue decisiva para la derrota de la Proposición 187; hay que seguir la lucha contra los intolerables atropellos del sistema a los inmigrantes latinos.


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