Filadelfia

Madres en pie de lucha contra
la brutalidad policial

Debbie Lang
Obrero Revolucionario #1057, 4 de junio, 2000
Filadelfia: El 13 de mayo, familiares de víctimas de la violencia oficial se unieron a activistas de muchas organizaciones en una poderosa manifestación; alzaron la voz en un gran clamor: ¡Alto a la brutalidad y asesinato policial! ¡Unidos podemos pararlo! ¡Sí se puede!
El volante de Madres Organizadas contra el Terror Policial (MOAPT) señaló: "El 13 de mayo es el aniversario de uno de los más viles actos de terror policial: el bombardeo de la casa de MOVE en la avenida Osage, Filadelfia, en 1985. Asimismo, es el Día Internacional de Apoyo a Mumia Abu-Jamal, una reconocida víctima del terror policial, y es la víspera del Día de las Madres, una fecha muy triste para tantas madres (más de 2000) que han perdido a sus hijos por el terror policial. La violencia oficial sigue cobrando vidas. `¿Por cuánto tiempo permanecemos callados ante el asesinato de nuestro futuro?' Esas palabras parafraseadas de `Redemption Song' (Canción de redención) de Bob Marley son un llamamiento a la acción. ¡BASTA YA! No permitiremos que el terror policial cobre más vidas; responderemos con una lucha decidida y organizada".
La lucha para parar la brutalidad policial está muy ligada a la lucha por la libertad de Mumia Abu-Jamal y eso fue muy evidente el 13 de mayo. Entre la multitud de 300 manifestantes lucían muchas mantas y carteles de apoyo a Mumia, y los familiares de las víctimas de la policía repudiaron los planes del sistema de ejecutarlo.
Asimismo, los manifestantes tenían retratos de Tomasso, Netta y Tree Africa, tres niños que murieron en el bombardeo de la casa de MOVE perpetrado por las autoridades municipales, estatales y federales, que quemaron vivos a cinco niños y seis adultos. Consuewella Africa, madre de Tree y Netta, estaba presa en el momento del ataque; dijo a la multitud: "No solo atacan a MOVE o a Mumia Abu-Jamal. Esto les podría pasar a cualquiera de ustedes, a su madre, su padre, hermana, hermano, esposo, hija.... Hoy juramos acabar con el terror policial. ¡A la chingada, cabrones! ¡Basta ya! ¡Vamos a pararlo!"
Mucho coraje
Emily Coakley lloró todo el trayecto de la marcha. En el mitin habló de la muerte de su hijo y comprendí su gran dolor. En 1989, un narcotraficante lo baleó y el hijo, gravemente herido, pidió que llamaran a 911. En lugar de mandar una ambulancia, mandaron a los bomberos, quienes no quisieron llevarlo al hospital; se quedaron "ahí parados mientras se desangraba", dijo Emily. "El narcotraficante que baleó a mi hijo era un soplón. No lo acusaron, ni siquiera lo arrestaron. El 5 de mayo se cumplen 11 años desde la muerte de mi hijo y no le han hecho nada a ese narcotraficante. Anda totalmente libre.... ¿A poco nosotros somos libres? ¡De ninguna manera! No somos libres mientras esos malditos policías anden en lo suyo".
Bar-rae Choice era estudiante de la Universidad Drexel y tenía dos chambas. Tres hombres cometieron un asalto a mano armada y, al huir, tiraron el dinero, etc., en la entrada de la casa de la familia Choice. A Bar-rae lo condenaron injustamente, aunque no tenía antecedentes, y lo sentenciaron de 5 a 10 años de cárcel.
Su madre, Theresa Choice, dijo: "El sistema me asestó un golpe muy bajo y desde entonces estoy en pie de lucha, por mis hijos y los demás, y por las generaciones por venir. A nuestros hijos los acusan injustamente, los golpean y los asesinan por el color de la piel; es más, ahora el simple hecho de respirar, o sea, ser joven negro es un delito. Mi hijo Bar-rae Choice está enterrado en la tumba de la injusticia, donde no hay flores, solo concreto. En 1996, agentes de las delegaciones 12 y 18 lo acusaron injustamente de robo a mano armada, aunque ellos y la fiscalía sabían muy bien que no lo hizo.... No le tomaron las huellas digitales ni hicieron una rueda de presos; no confesó ni le informaron de su derecho a un abogado. La única prueba fue la supuesta identificación de Bar-rae por la víctima".
Barbara Vance habló de su sobrino Kenneth Griffin, asesinado el 26 de septiembre de 1997 por la policía que vigila a los que están en libertad condicional. Hattie Hobson, la madre de Kenneth, la acompañó en el podio. Barbara relató: "A las 6 de la mañana seis agentes despertaron a mi hermana y su esposo de un profundo sueño. O sea, todos los empleados del despacho de libertad condicional y su supervisor se presentaron en la casa para llevarse a un joven que ni tenía arma. Cuando preguntaron por él, mi hermana dijo que lo iba a llamar, pero de repente la echaron a un lado y entraron a la casa. A punta de pistola juntaron la familia en la sala y registraron la casa. Aunque les dijeron que Kenneth se encontraba en el sótano, no fueron directamente ahí sino al segundo piso, donde desbarataron todo, y luego hasta quitaron los azulejos de la cocina.
"Kenneth se escondió debajo de la cama con la mujer y los hijos. Le dijeron que saliera, pero no quería regresar al bote. Le aseguraron que no, que solo estaban ahí por unos trámites. Resultó que fue cierto, o sea, no iban a regresarlo a la cárcel. Esa no era su intención. Cumplieron su propósito, pues fueron precisamente a matarlo. Kenneth se paró y alzó las manos; estaba desnudo, ni siquiera tenía puesto un calcetín; no tenía arma, nada que se pareciera en lo más mínimo a un arma, pues no tenía nada en absoluto. Le dijeron que fuera al pie de la cama, y abrieron fuego. No les importó que los niños estaban en la línea de fuego; una bala roció al pasar el cabello de la niña de seis años, y echó a correr con humo saliéndole del pelo. Lo aniquilaron ante su familia, ante sus hijos. Le dieron en la mano, el codo, la cabeza, la cadera, debajo del brazo; las balas no le entraron de frente sino de costado, lo cual comprueba que Kenneth no estaba frente a ellos amenazándolos con un arma, como dijeron. Lo ejecutaron a sangre fría, sin piedad, y después les gritaron a su mujer y niños: `¡Salgan de aquí hijos de puta!'. La mujer se tapó con una cobija y salieron corriendo. Mi hermana habló al 911 y dijo: `¡Santa madre, han matado a mi hijo!'".
La policía dice que Kenneth estaba armado y que les disparó dos tiros, pero no hay ninguna prueba: no se encontraron ni casquillos ni agujeros. Aunque la familia ha reclamado justicia, la fiscalía y el fiscal federal no han querido entablar acusaciones contra la policía.
Ramona Africa es la única adulta que sobrevivió al bombardeo de la casa de MOVE; a ella la metieron a la cárcel, pero no acusaron a la policía de ningún delito. Ramona dijo: "Hoy hemos oído de un sinnúmero de víctimas de asesinato policial, víctimas del gobierno, de este sistema podrido, inmisericorde y corrupto. La policía asesinó a mi familia y casi me mata a mí.... Sin embargo, a ellos los elogian, han hecho méritos con matar a mucha gente, y nuestra familia, la familia MOVE, está en las mazmorras con una sentencia que suma 900 años por un homicidio que todo mundo sabe que no cometió. Nuestro compañero Mumia Abu-Jamal está condenado a muerte por un homicidio que no cometió. Pero ninguno de esos chotas asesinos está en el pabellón de la muerte con Mumia. ¡Ya no! ¡Basta!"
Marchamos por las calles del centro al Convention Center y al muy concurrido centro comercial Galleria Mall. Cuando bloqueamos el tráfico en un cruce, Ella Forbes se dirigió a los peatones: "Somos muchos madres, padres, abuelos, hermanas, hermanos, primos, sobrinos de víctimas del terror policial y les rogamos a ustedes que no permitan que sigan destruyendo nuestro futuro. Los exhortamos a unirse. Si supiera que esto me iba a pasar, habría entrado a la lucha desde hace 20 años. Si piensan que pueden quedarse de brazos cruzados porque esto no los va a afectar, están muy equivocados, pues independientemente del color de la piel, de la identidad sexual o la clase social, esto nos afecta a todos".
Una epidemia de brutalidad policial
La manifestación condenó la terrible brutalidad policial de Filadelfia, una de las peores ciudades del país, así como la epidemia nacional de asesinato y brutalidad policial. Se vendieron muchos ejemplares del libro Vidas robadas: Asesinados a manos de la policía, y una manta con los nombres de 1000 víctimas de la policía adornaba la plataforma frente al Palacio Municipal, donde se celebró el mitin. Se leyó una declaración de apoyo a Mumia de Nicholas Heyward, Sr., cuyo hijo Nicholas Heyward, Jr., de 14 años, murió a manos de un policía de vivienda pública en Nueva York en 1994. Por su parte, los padres de víctimas de la brutalidad policial de Nueva York enviaron una manta que decía: "Familiares de víctimas de la policía decimos: ¡Alto a la ejecución de Mumia Abu-Jamal! ¡Cárcel para los policías asesinos!".
El representante de la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial y vocero nacional del PCR, Carl Dix, dijo: "Este libro Vidas robadas documenta los casos de más de 2000 víctimas de la policía desde 1990 en este país. La mayoría de ellos no tenía arma ni cometía ningún delito en el momento que los mataron. Ellos están muertos y los policías asesinos siguen patrullando en nuestras comunidades, con placa y pistola, y carta blanca para matar. Miren, nuestro hermano Mumia lleva 18 años en el pabellón de los condenados a muerte, condenado injustamente en un juicio chueco con un juez mentiroso y pruebas fraguadas. Pero los policías que asesinan a nuestros seres queridos y cometen atropellos contra el pueblo todos los días no van a parar al bote".
El 13 de mayo, honramos a muchas víctimas de la policía, la mayoría de ellas negros, pero también hay blancos. Por ejemplo, George Webb habló de su primo Tommy: "El 29 de noviembre de 1998, mi primo Thomas Webb se quedó fuera del apartamento... no tenía llave y entró a mi auto, que estaba estacionado frente al edificio, por una ventana rota (se rompió la semana anterior). Un vecino le advirtió a Terrence Jones, un policía que vivía en el edificio. Ese agente llevaba 11 años en el Departamento de Policía de Filadelfia y le metió un tiro en el abdomen sin más a mi primo, quien estaba sentado en el carro....
"Si uno es pobre, si uno es de bajos recursos económicos, le arrebatan todo. Le chupan la sangre, lo aplastan. Eso es lo que pasó en nuestro caso. Hay que unirnos y ponerle un alto a esto para que no le pase a más gente. Es triste que nos juntemos hoy en estas circunstancias, pero ¡qué bueno que haya tanta gente aquí clamando justicia!". Por fin, la familia de Tommy logró que despidieran al agente Jones, pero no lo han acusado de homicidio.
Ella Forbes es fundadora y vocera de MOAPT, y profesora de estudios afroamericanos de la Universidad Temple de Filadelfia. El mitin está por terminar y todavía no ha hablado de la muerte de su hijo Erin, pues la profesora, muy gentil, prefería que los demás hablaran primero. Un profundo amor por su hijo atiza su lucha por justicia. Lo perdió apenas hace unos meses, pero se ha colocado en las primeras filas de la lucha contra la brutalidad policial en esta ciudad. Es sencilla, llena de una gran confianza: "Erin está muerto porque para los policías que juran proteger y servir a los ciudadanos, no era ciudadano y no sentían ninguna obligación de respetar sus derechos como tal. Mejor dicho, para ellos, era un criminal, ese estereotipo que ellos mismos crearon del delincuente negro. A los policías les inculcaron esa imagen de Erin.
"No conocían a nuestro Erin, un joven de conciencia, sensible, elocuente, inteligente, bondadoso, amable, prometedor, comprometido y muy querido. Viajaba hora y media para dar clases a niños pobres, quienes no gozaban de las mismas ventajas que él tuvo en nuestra comunidad en el sur del condado de Chester. Le preocupaba mucho la situación de nuestra gente en una nación que viola nuestros derechos e investigó la posibilidad de unirse a varias organizaciones para luchar contra esas injusticias. Ansiaba justicia social para cada ser humano, independientemente de su nacionalidad o clase social. Era poeta, músico, escritor, pensador. Nosotros lo conocíamos, ellos no.
"Los motivó su pavor a los negros. ¿Acaso un joven delgado de 70 kilos sin arma representaba un peligro para seis policías con mace, chalecos a prueba de balas, cachiporras y pistolas? Lo rodearon, sacaron las pistolas, lo balearon, le rociaron mace y lo esposaron....
"Hay que cuestionar este sistema que dice que la vida de un negro no vale nada, este sistema en que la policía viola los derechos de los negros, asiáticos, latinos, los que han cambiado de género; los detiene por el color de la piel; y actúa como juez, jurado y verdugo con el pretexto de que sus víctimas representan un peligro a la sociedad".


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