Robbie Conal y el afiche Dis Belief

Obrero Revolucionario #1062, 16 de julio, 2000

En Los Angeles todos los días salen nuevas revelaciones del escándalo policial de la delegación Rampart, y si bien dan mucha rabia, por otro lado, provocan cierta alegría, pues por fin quedan al descubierto los atropellos que sufre a diario el pueblo a manos de la policía.

Hace poco la ciudad amaneció tapizada con un afiche de repudio a la policía y su mentalidad criminal. De la noche a la mañana apareció en todas partes, lo cual provocó gran regocijo. Nos referimos al nuevo afiche Dis Belief (Incredulidad) del artista guerrillero Robbie Conal, una de las obras más contundentes sobre el escándalo del Departamento de Policía de Los Angeles (LAPD) hasta la fecha.

Robbie nos platicó del afiche: "En realidad Dis Belief es la secuela del afiche que hice en 1993 con motivo del primer aniversario de lo que llaman los motines de Los Angeles: una cachiporra en llamas con la palabra Disarm (Desarmar), Dis y Arm aparecían separadas, con Dis arriba a la izquierda y Arm abajo a la derecha. Iniciamos la pega en la esquina de Florence y Normandie a la medianoche del primer aniversario. Eramos un grupo diverso, o sea, no solo yo y mi grupo Club Slime y Grunge Puppies; también participaron Mothers’ ROC [un grupo que se opone a la criminalización de la juventud-OR], unos ex pandilleros de Sur Centro, unos grupos comunitarios y cristianos. Nos reunimos ahí y salimos a tapizar la ciudad".

Las autoridades tomaron represalias contra Robbie. La junta de supervisores del condado lo acusó de incitar a disturbios y violencia contra la policía, pero luego retiró los cargos.

Siete años después, el escándalo de Rampart dio pie a otro afiche: "En ese momento, Rampart parecía un huevo podrido, con una revelación tras otra. Era el momento de sacar otro afiche. Conocía el símbolo secreto de la unidad antipandillas CRASH de Rampart: una calavera sonriente con sombrero de vaquero y naipes de póker (ases y ochos). Me pareció muy bien, pues la calavera simboliza el veneno y ellos son como veneno. Se me ocurrió poner dos cachiporras cruzadas y crear la sensación de que ardían desde 1993, que ya estaban un poco carbonizadas. Luego le pregunté a mi amigo Al Schaffer, un fotógrafo de primera, si podíamos conseguir una placa del LAPD, y se me ocurrió que podíamos sacar un efecto especial con la computadora para que la placa apareciera en forma de calavera". Así que Robbie encontró unas cachiporras y una placa, y con la ayuda de artistas gráficos transformó la placa en una calavera al estilo Terminador 2. Sacó un afiche del mismo tamaño que el afiche Dis Arm.

"Lo bueno del escándalo Rampart, si se puede decir que tenga algo de bueno, es que ha puesto de relieve las fechorías del LAPD que la gente conoce desde hace muchos años. De hecho, han sido parte de la mentalidad del LAPD desde el principio. Así que el estallido del escándalo—que revela la corrupción y los desmanes del LAPD—es algo muy bueno porque la información nos da poder; es decir, es bueno que el público sepa lo que realmente pasa. No por eso quiero decir que me dio alegría; más bien me dio tristeza y rabia, pero por otro lado, es muy bueno que saliera todo eso. Y siento una responsabilidad de expresar mis inquietudes, de comunicarme directamente con la gente común, o sea, de manifestar oposición y resistencia en las narices del LAPD. Para mí es un deber; así que cuando estalló el escándalo, dije: `¡Andale! ¡Manos a la obra!’".

Muchas personas se ofrecieron para la pega del afiche: "La mayoría de mis afiches tienen un tema de alcance nacional: políticos que abusan del poder o Bill Gates, un capitalista global. Pero en este caso, estamos en Los Angeles, es un tema local, pero es típico de lo que ocurre en todo el país, y a lo mejor, en todo el mundo. Así que un chingo de gente se ofreció para la pega del afiche, pues el tema les llegó en forma muy directa. Eramos un chingo; ocupábamos la cuarta parte del restaurante Canter’s. El destacado poeta Jerry Quickley declamó unos versos sobre una ocasión en que lo arrestaron por el simple hecho de ser sí mismo. Todo mundo en el restaurante aplaudió y de ahí salimos. Fue fantástico. Muy romántico, la verdad, pero luego vino la realidad de pegar el afiche.

"Lo bueno de pegar afiches es que se junta un montón de gente con diversos ideas y puntos de vista. Por ejemplo, nos acompañaron unos cuates de ahí cerca de la Rampart que dijeron: `Tranquilos. Nosotros nos encargamos’. Y es cierto. Es decir, no es necesario mandar gente a Sur Centro o Watts. Ahí se encargan y más bien uno tiene que controlarlos un poco, o sea, `que no los peguen en la misma delegación o en el autobús’. Lo difícil era que fueran a Santa Monica, por ejemplo. Pero el problema es muy real ahí también. Por ejemplo en Palms arrestaron a una chava de 17 años por pegar el afiche. Como es menor de edad, el juez se ensañó con ella: amenazó con suspenderle la licencia de conducir por un año, ponerla dos años en libertad condicional y darle una multa. Ayer se celebró el juicio y aun no me han informado cómo salió".

Hubo una respuesta inmediata a la pega del afiche: "La gente nos echaba porras. Corría detrás de nosotros, gritaba, silbaba, aplaudía, pedía afiches. En fin, se recibió muy bien, a la gente le gusta. Tiene sabor a Halloween.

"El aspecto técnico es interesante. He encontrado que un trabajo de alta calidad técnica con efectos especiales, a color y todo el rollo, encierra ciertos problemas. Es decir, cuanto mayor calidad técnica, tanto más confuso el significado. En este caso, saqué varias versiones y escogí la más didáctica. Sin embargo, mucha gente lo confunde con un anuncio de telenovela policiaca o de película o un juego de video. Les parecía que se trata de un juego de video donde uno actúa como el LAPD y mata a mucha gente".

Robbie agregó que hay muchas maneras de interpretar el afiche: "El chiste del arte público es que hay muchas maneras de entenderlo y que en cierta forma tiene su propio desenvolvimiento. El artista no debe restringir la interpretación de la obra ni imponer un solo significado. Al contrario, hay que abrir un espacio para que el público la interprete. Uno crea una obra y después el público la ve desde su muy propio punto de vista. Tiene que entablar una relación con ella. Es decir, el artista no debe imponer su punto de vista ni dictar qué pensar. Más bien él se expresa a través de la obra y la echa a andar en el mundo; corta el cordón umbilical y deja que tenga una vida independiente. A veces resulta muy divertido".

Robbie es conocido por hacer retratos satíricos en que se burla de los politiqueros y la estructura de poder; con Dis Belief buscó una nueva forma de expresión: "Estoy inquieto. No quiero poner un ruco feo y blanco, y una palabra. Experimenté con una versión que me gustó mucho: nada más la placa, de un metro por 70 centímetros en forma de calavera sin el texto Dis Belief y sin las cachiporras, muy sencillo, la placa en forma de calavera con ojos del Terminador. Sigo pensando que sería divertido pegar ese afiche. Se dejaría abierto a muchas más interpretaciones. La verdad es que no sé por qué no lo hice. En parte fue porque no tenía el valor artístico, pero si tuviera la osadía de entrar en un territorio de expresión desconocido, habría eliminado las palabras y nada más dejado la calavera metálica. La placa en sí dice policía y LAPD, y con eso se daba a entender lo esencial. Se habría dejado abierto a más interpretaciones, a que la gente lo reflexionara. ¡Qué cobardía que no lo hiciera!

"Por otro lado, el afiche Dis Belief es bueno y la ventaja que tiene es que se refiere a la historia del LAPD, y en cambio la otra versión no lo hacía directamente. O sea, se refiere a Dis Arm y a ese tiempo, a esa situación, e invita a recorrer la historia del LAPD, eso es lo bueno de Dis Belief en comparación con la simple calavera. Me parece muy importante que el público captara que no se trata de un incidente aislado sino de toda una trayectoria y de la mentalidad de la policía en nuestra sociedad, la cuestión de a quiénes sirven y protegen, y a quiénes no".

Ese arte genera mucho debate y a lo largo de los años Robbie ha forjado un núcleo de partidarios. Cada obra alcanza a nuevos sectores: "Dis Arm mejoró mi relación con la comunidad negra, pues esa relación se debe a mis condenas al LAPD, ¡que no!, a Dis Arm, el afiche de Daryl Gates y este nuevo afiche. Todos sabemos quiénes son el blanco del LAPD y esas personas naturalmente lo saben muy bien; ¿cómo no lo van a saber cuando los arrestan y hostigan todos los días? Así que si una obra que sale a la calle y critica al LAPD, naturalmente habrá gente que se identifica con ella.

"Además, se puede sacar el afiche en otras partes del país. Es chistoso: recibimos llamadas de Nueva York preguntando por qué no le hicimos un afiche también. Pues, sería fácil; no más se cambia la placa. Hablaron desde Chicago y Detroit a pedir que se haga un afiche para cada ciudad. Pues simplemente es cuestión de conseguir las placas y lo hacemos. Vale para todas las ciudades. Eso es lo bueno... y lo malo, pues se trata de un problema crónico que la sociedad tiene que abordar. Es una infamia y está muy ligada a cuestiones de clase en este país, al hecho de que el gobierno desde su fundación ha representado a ciertas clases y a otras no, o sea, las dependencias del gobierno, entre ellas los departamentos de policía, etc. Es una lección de historia muy valiosa".

"Ojalá", dice Robbie que el afiche "haga reflexionar, que aparezca en lugares inesperados, como una manifestación de resistencia y alarma por lo que hace el LAPD, por lo que presenciamos.

"Ojalá que se capte que no es un anuncio ni nada por el estilo sino una voz independiente; creo que queda claro que no se anuncia una película ni es nada comercial. O sea, no es comercialismo de las clases ricas sino todo lo contrario: es arte que brota de los de abajo. Para mí es muy bueno andar en Rampart, o cualquier barrio de Los Angeles, y ver algo sobre un tema candente, algo ajeno a productos y comercialismo y propaganda de la estructura de poder. Ojalá que la gente diga: `¿Qué diablos es eso? ¿De qué se trata?’. Eso me pondría muy contento, o sea, nada más que lo vean y digan: `¡Qué padre! ¡Qué onda con eso!’".


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