Los Angeles: 22 de octubre:
¿Quién abrió la pocilga?

Manifestantes se mantienen firmes ante ataque policial

Obrero Revolucionario #1078, 13 de noviembre, 2000, en rwor.org

Los Angeles. El 22 de octubre, 2500 personas participaron en el quinto Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial. Frente a Parker Center, el cuartel general de la policía, los manifestantes fueron atacados salvajemente. La policía quería amedrentarlos, especialmente a los chavos y a los familiares de sus víctimas, pero no lo lograron pues la resistencia popular se redobló. Los manifestantes proclamaron más enérgicamente la justeza de su lucha, y reafirmaron su resolución de enfrentar juntos el cobarde ataque. El debate no ha cesado: se han hecho declaraciones, ruedas de prensa, reuniones y es muy comentado en la Internet.

Durante meses los organizadores del Día Nacional de Protesta bregaron por conseguir un permiso para rodear a Parker Center. Una joven escribió en la página web de Independent Media Center (IMC): "Teníamos permiso para rodear al cuartel de policía, pero cuando lo intentamos nos bloquearon, aunque teníamos PERMISO. Como se pueden imaginar, no nos rajamos y lo rodeamos".

De repente, cientos de chavos vestidos de negro, la cara cubierta con paliacates y pasamontañas, pasaron corriendo frente a la tarima por la calle Los Angeles. Dieron la vuelta a la izquierda en la Primera. Iban con los puños en alto y no se iban a rajar. Cuando llegaron a la esquina, y solo les faltaban dos vueltas más para rodear a Parker Center, se toparon con pelotones de policías antimotín fuertemente armados con las armas que les acaban de comprar para la Convención Nacional del Partido Demócrata en agosto.

La policía estableció un "puesto de mando" con docenas de patrullas, docenas de agentes a caballo y centenares de agentes antomotín armados hasta los dientes y listos para atacar.

Los manifestantes se pusieron a bailar, a cantar y a corear consignas como: "¿Quién abrió la pocilga?". Condenaron y denunciaron a los policías bajo las narices. Se burlaron del escándalo de la división Rampart. Ondearon banderitas blancas con la silueta de un puerco y la advertencia: "Cuidado, policías en el área" y el logotipo de la Coalición 22 de Octubre. Luego quemaron una enorme bandera yanqui de papel y pisotearon una cabeza de puerco de cartón.

"Sin ninguna advertencia empezaron a disparar", escribió una joven en la Internet. La policía disparó una ráfaga de balas de goma; los manifestantes esquivaron las balas corriendo hacia calles adjuntas o donde fuera, para luego volver a enfrentarse a las armas de la policía. Termina: "¡Hijos de puta!".

Enseguida la policía salió con el cuento de que los manifestantes atacaron primero, pero una videograbación desmiente eso. En el video se ve a los agentes cargando de nuevo con toda tranquilidad y disparando contra la multitud. Los policías antimotín que no están disparando tienen subido el escudo de plástico del casco y los brazos a un lado, cuando supuestamente estaban bajo un ataque de piedras.

Los policías apuntan directamente contra la multitud, aunque la etiqueta en el bote de las balas de goma dice que no debe emplearse contra seres humanos. Unos fueron heridos en la cabeza, la ingle y a una joven la alcanzaron con una bala de goma en el ojo. A otra joven le dieron siete veces; le dispararon especialmente a los organizadores que tenían altoparlantes. Los policías a caballo dieron cachiporrazos a muchos, entre ellos a corresponsales y a manifestantes con videocámaras.

Durante cuatro minutos resonaron los disparos en la calle Primera, mezclados con las explosiones de granadas de percusión. Después de una breve pausa, volvieron a escucharse los disparos. De repente apareció la caballería y los manifestantes le cerraron el camino, resistiendo hasta no más poder ante las balas y los porrazos.

A ritmo de tambores, estalló la consigna: "¿De quién son las calles?" "¡NUESTRAS!", venía la respuesta. Un carro de compras fue rodando contra la línea de policías; caían tachos de basura para detenerlos. Pero para cerrarles el camino los manifestantes principalmente usaron el cuerpo. Unos se sentaron en la calle, otros retrocedieron despacito, dándole la espalda a las balas de goma. Unos se subieron a la acera, donde no podían llegar los caballos, y se aferraron a árboles y a ellos mismos.

Cuando voltearon en la esquina de la Primera con Los Angeles, a la policía se le hizo mucho más difícil avanzar contra el grueso de la multitud. Sin embargo, desde su punto de vista, tenían que pararla. Los familiares de las víctimas de asesinatos policiales estaban hablando.

Los manifestantes resistieron el feroz ataque que duró 15 minutos sin que se diera un despelote. Luego la policía volvió a atacar con más fuerza; tenía que dispersar a la multitud. Un pelotón de chotas salió de entre los caballos dando cachiporrazos a diestra y siniestra, otro pelotón disparó balas de goma contra un flanco de los manifestantes que retrocedían, y cuando veían la tarima empezaron a disparar hacia ella.

Unos manifestantes se subieron a la plataforma para proteger a los niños. Jim Lafferty, del Gremio Nacional de Abogados, agarró el micrófono y dijo: "Esta es una prueba de fuerza y de nuestra unidad. Los policías están disparando balas para que nos dispersemos, pero no nos vamos a mover. Nos vamos a quedar aquí, nos vamos a mantener fuertes y unidos".

Greg Jordan, a cuyo hijo lo mató la policía de Long Beach de un disparo por la espalda, lo alcanzaron tres balas de goma cuando protegía a sus nietos. Unos se refugiaron debajo de la plataforma. Un grupo se mantuvo compacto con la juventud a su alrededor. Otros se sentaron en el suelo. El reverendo Richard Meri Ka Ra Byrd, de la Coalición 22 de Octubre, agarró el micrófono y dijo: "¡Siéntense! Tenemos el derecho de estar aquí. ¡Siéntense!".

Los manifestantes frenaron a la policía. Luego se asomó un camión de policía desde el cual decían que era una "reunión ilícita", como para doblegar a los manifestantes, pero fue inútil. Cuando la policía cortó la electricidad al altoparlante, los manifestantes agarraron otros portátiles.

La policía no permitió que los paramédicos auxiliaran a los heridos. Un cineasta de renombre fue herido con un cachiporrazo en la quijada, y cuando intentó pasar la línea policial lo arrestaron por "intervenir contra un caballo". Su herida requirió ocho puntos y aunque su cámara quedó estropeada, siguió filmando y gracias a eso hay un video que desmiente a la policía. La Coalición 22 de Octubre informa que tres personas fueron arrestadas: dos por el delito menor de "interferir con un policía" y una por el delito mayor de "agredir con arma mortal".

Al salir del mitin, la policía grabó en video a los manifestantes desde una camioneta blanca. Otros agentes en motocicleta manejaron en la acera y chocaron con manifestantes. A una joven le apuntaron en la cabeza con un arma que dispara balas de goma. Pero los manifestantes se mantuvieron firmes.

La joven herida en el ojo tendrá heridas permanentes, pero dijo: "Todavía me queda un ojo bueno para combatirlos". El LA Weekly informa que un estudiante de 18 años recibió un impacto de proyectil en el pecho y empezó a vomitar sangre. Tuvo que ser hospitalizado y le inyectaron antibióticos por las venas.

A la hija de ocho años de una abogada le dispararon en el pie. A una señora de 53 años, que llevó a sus cuatro hijos, la hirieron los caballos y recibió balazos cuando procuraba proteger a sus hijos. A varios periodistas los alcanzaron balas de goma, entre ellos corresponsales del LA Weekly, La Opinión e Independent Media Center. Un policía atropelló con motocicleta a un observador del Gremio Nacional de Abogados.

La noche del domingo, una manifestante dijo en la página web de IMC, que a los policías "los bombardeamos con armas invisibles del espíritu y voluntad para contrarrestar años de extorsión y maltratos sistemáticos. Y, claro, de asesinatos. Los nombres y rostros de una generación entera, suficientes para llenar un auditorio. Es fácil apagar las velas una por una, pero hoy vimos un incendio y el incendio se extiende cuando se atizan las llamas".

Hay más que razón para que las llamas de la resistencia se conviertan en una hoguera. En lo que va del año los angelinos han sido testigos de los crímenes que ha cometido la división Rampart y de la probabilidad de que ninguno de los chotas responsables sea castigado. En agosto, durante la Convención Nacional del Partido Demócrata, la policía atacó el concierto de Rage Against the Machine con cachiporrazos y balas de goma y convirtió el centro en un campo de batalla.

Cuando el enfrentamiento terminó, una señora recogió casquillos y proyectiles del suelo. Eran de 38 y 40 milímetros.

La Coalición 22 de Octubre solicita que se firme una declaración de condena a la violencia policial que se enviará a la alcaldía. El Rescate, una organización de servicios sociales de Pico-Union, envió su propia protesta en la que dice: "El comportamiento de la policía fue imperdonable y no se debe ignorar". El 26 de octubre, varios canales de TV transmitieron informes sobre la rueda de prensa de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) y el Gremio Nacional de Abogados.

Como de costumbre, la chota justificó su comportamiento. El comandante Louis Gray del LAPD dijo que no leyó el permiso y que nadie le informó de su contenido. Así y todo, defendió su ignorancia al decir que: "Pensé que debían quedarse enfrente de Parker Center". La policía dice que los manifestantes atacaron primero, lo cual repite la prensa grande, como el Los Angeles Times, pero otros periodistas estuvieron con la multitud y están informando la verdad.

El 23 de octubre la página web de IMC empezó a transmitir las primeras fotos y publicar los primeros artículos sobre la protesta y el ataque policial. El LA Weekly publicó un artículo sobre la resolución de los manifestantes a no rajarse ante el ataque policial. Unos periódicos universitarios también han publicado artículos que dicen la verdad.

La página web de IMC tiene comentarios de participantes en la jornada del 22 de octubre y de sus partidarios: por ejemplo, hay uno de un señor de Albany, Nueva York, que dice: "Ojalá que mi hermano y hermana no tuvieran que soportar los horrores que comete la policía de Los Angeles, pero cuando se desafía ese terror estatal, se siente algo maravilloso".

Otro comentario dice: "Yo vi, con mis propios ojos, actos de brutalidad policial (no solo contra mi persona, sino contra amigos, niños, ancianos, todos...), eso vi hoy. La policía intentó callar nuestra protesta con violencia, pero supimos cómo hacernos oír... y si queremos éxitos vamos a tener que seguir luchando". Otro comentario concluyó con una frase que ha pegado desde la convención: "Gracias a todos los que encararon el estado policial militarizado. Apenas hemos empezado. Estos pendejos no debieron meterse con esta generación".


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