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Mes de la Historia de los Negros, Tercera parte

La opresión del pueblo negro y la lucha revolucionaria para acabar con toda la opresión -
Después de la revolución: Nuestro criterio en cuanto a "las divisiones raciales"

Tercera parte

Nota de la Redacción: Esta es la tercera parte de una serie de pasajes de escritos y charlas de Bob Avakian que analizan la amarga realidad, y la fuente fundamental, de la opresión del pueblo negro a lo largo de la historia de Estados Unidos, desde la época de la esclavitud hasta hoy, y muestran el camino revolucionario para acabar con esa opresión, así como con todas las formas de opresión y explotación. Estos pasajes se publican con motivo del Mes de la Historia de los Negros, pero por supuesto son muy pertinentes e importantes para la lucha de todos los oprimidos y el futuro de la humanidad entera, aquí y en todo el mundo. Exhortamos a los lectores a estudiar los pasajes que saldrán este mes (y las obras que mencionan) y a sumergirse más en la obra de Bob Avakian. En particular recomendamos la charla (en DVD) "Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es"que empieza poniendo al descubierto los crímenes de este sistema contra los negros a lo largo de la historia de Estados Unidos y que demuestra que todo esto (y las demás infamias e injusticias que sufre el pueblo todos los días en este país y por todo el mundo) se desprende de la naturaleza del sistema capitalista-imperialista y solo se puede abolir por medio de una revolución cuya meta es eliminar el capitalismo-imperialismo y forjar un mundo comunista libre de las relaciones de esclavo y amo en todas sus formas. Las 7 Charlas que dio Bob Avakian el año pasado, junto con una sesión de preguntas y respuestas y la conclusión, abordan desde una gran diversidad de ángulos estos y otros temas fundamentales. Uno de esos temas es por qué estamos en la situación de hoy y cómo se relaciona con el reto histórico de emancipar a toda la humanidad de las cadenas de la opresión y la explotación. Las 7 Charlas, las preguntas y respuestas, y la conclusión están en la internet (en inglés) en BobAvakian.net revcom.us.

Los siguientes pasajes son de un artículo escrito por el presidente Avakian como parte de la serie "Pregúntale al presidente". El artículo se publicó por primera vez en el Obrero Revolucionario #941, el 25 de enero de 1998. (En vista de que se escribió hace 10 años, contiene leves cambios editoriales).

 
 

Después de la revolución: Nuestro criterio en cuanto a "las divisiones raciales"

PREGUNTA : ¿Qué haremos si después de la revolución todas las razas que se unieron para hacerla quieren seguir unidas, pero vivir segregadas? Puesto que en la nueva sociedad ninguna raza dominará a otra, ¿qué pasa si las distintas razas deciden que prefieren simplemente vivir con su propia raza?

EL PRESIDENTE RESPONDE: Fundamentalmente, la respuesta es la siguiente: una vez que se tumbe el sistema y el proletariado tome el poder, se le permitirá a alguna gente "simplemente vivir con su propia raza" y a otra gente no. En general, se le permitirá a la gente de color hacerlo pero a los blancos no. Desde luego, eso será totalmente distinto que la segregación y discriminación que existen en el sistema actual, y esta política no tendrá el objetivo de fomentar separatismo. Todo lo contrario; será una forma de fortalecer la unidad revolucionaria de las masas de todas las razas y nacionalidades a través de la lucha contra la supremacía blanca y la desigualdad. Asimismo, fortalecerá la lucha general para transformar radicalmente la sociedad y eliminar la opresión y explotación, como parte de la revolución mundial. El por qué de eso es bien complejo; tiene que ver con la historia y la naturaleza del sistema capitalista-imperialista y su desarrollo particular en Estados Unidos…

Primero que todo, es preciso tener presente que la revolución ha de requerir la mayor unidad de las masas de todas las razas y nacionalidades; de hecho, se dará un gran salto en ese aspecto a través del proceso de hacer la revolución y tumbar el orden capitalista existente, y de preparar el terreno para hacerlo. Esa unidad se forjará y solo se puede forjar al movilizar a las masas de todas las nacionalidades, y especialmente a los blancos, a luchar contra la discriminación y todas las demás formas de opresión de la gente de color…

Por otra parte, es sumamente importante entender que el pueblo valora mucho la unidad de las masas de distintas razas y nacionalidades, forjada en la lucha contra el sistema capitalista-imperialista y los ataques e infamias diarios a que nos somete. La experiencia ha demostrado una y otra vez—por ejemplo, en los mítines, marchas y otras formas de protesta de la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación—cuánto entusiasma a las masas ver manifestaciones concretas de dicha unidad hoy. Cuánto más las entusiasmará la mayor unidad que se forjará con el avance del movimiento revolucionario y cuando este emprende—y gana—la guerra revolucionaria para tumbar el dominio del capital, que ha fomentado la desigualdad e impuesto la división de la sociedad en opresores y oprimidos.

Sin embargo, cabe recordar que al tomar el poder y consolidarlo, el proletariado tendrá que lidiar con la gran influencia de la supremacía blanca y la opresión nacional en lo que ha sido Estados Unidos y será muy necesario seguir la lucha para superar y eliminar eso. El criterio del proletariado y su partido al respecto—y específicamente con relación a la pregunta acerca de la gente que prefiere vivir con su propia raza—será apoyar y fomentar toda medida que fortalezca la lucha de las masas por eliminar la supremacía blanca y prevenir el restablecimiento de las viejas relaciones de desigualdad y opresión.

Acabar con la desigualdad: Una lucha histórica

El capitalismo implica desigualdad: se afinca en la gran desigualdad de ricos y pobres, de los que tienen todo y los que nada tienen y, fundamentalmente, de la clase dominante capitalista y la clase de proletarios explotados, quienes no son dueños de capital y deben trabajar como esclavos para los capitalistas o morirse de hambre. Asimismo, el capitalismo se afinca en otras grandes desigualdades y divisiones, como la opresión de pueblos enteros y la subyugación de naciones, y no puede prescindir de ellas. Así ha sido desde los albores del capitalismo hace varios siglos, con sus conquistas coloniales en todo el mundo; y es más pronunciado hoy porque el capitalismo ha entrado a su etapa final, el imperialismo, un sistema mundial de explotación y opresión dominado por enormes monopolios e instituciones financieras.

En este país uno de los rasgos fundamentales, y más abominables, del sistema capitalista-imperialista es la gran división entre el pueblo de la nación europeo-americana (los blancos) y los pueblos de color. No se trata simplemente de ideas y actitudes racistas por parte de los blancos en particular; eso es una manifestación de esa división, pero la cosa va mucho más allá y se remonta a la historia, así como a la actual estructura económica y social, de la sociedad estadounidense. Es decir, los cimientos de la sociedad—la esclavitud y el genocidio—y toda la historia de la supremacía blanca, además de la realidad actual, dictan que la nación europeo-americana es la nación opresora. La gente de ascendencia europea—incluso los que son pobres y explotados o que han experimentado discriminación y prejuicio como parte de un "grupo étnico" migrante—tiene el estatus que le confiere el hecho de ser "blanca" en Estados Unidos y goza de ciertos privilegios con relación a la gente de las nacionalidades oprimidas. Es decir, si uno es blanco en Estados Unidos, puede que lo traten mal e incluso puede sufrir mucho a manos del sistema, especialmente si no tiene dinero ni poder; sin embargo, no lo someterán a ciertas formas de discriminación y opresión que las personas de color no pueden evitar, ni siquiera las que son más o menos acomodadas.

Por otra parte, los proletarios de toda raza y nacionalidad, explotados y dominados bajo el capitalismo, conforman una sola clase: el proletariado multinacional. Tienen el mismo destino y los mismos intereses de clase. Para el proletariado consciente de clase, así como para todos los que se comprometen con su misión revolucionaria, la eliminación de la opresión nacional es una meta primordial, es decir, acabar con la discriminación y desigualdad entre naciones y, en este país, acabar con la supremacía blanca y la dominación de los pueblos de color por la nación europeo-americana. Eso es imprescindible para la lucha revolucionaria general, que apunta a tumbar el sistema y eliminar toda forma de explotación, desigualdad y opresión…

(Desde luego, la historia y la realidad actual de la opresión del pueblo negro en Estados Unidos, así como la relación entre lalucha por eliminarla y la lucha revolucionaria general, es una cuestión de suma importancia; se aborda de manera más completa en el folleto La pura verdad, verdad liberadora)...

El estado revolucionario e igualdad entre nacionalidades

El nuevo estado socialista tomará medidas para lograr la auténtica igualdad entre nacionalidades. Una medida importante será la creación de zonas autónomas en regiones rurales y comunidades urbanas del territorio del estado socialista donde predominan los negros, los chicanos, los puertorriqueños, los amerindios u otras nacionalidades que el antiguo sistema capitalista-imperialista oprimió. A diferencia de las "reservas indígenas" actuales, dichas zonas autónomas beneficiarán a los pueblos oprimidos, respondiendo a su justa demanda de tierras y recursos bajo control autónomo, y el estado proletario ofrecerá asistencia especial para su desarrollo. Los pueblos de esas zonas decidirán cuestiones relacionadas con costumbres, cultura y lenguaje; todo eso dentro del marco del estado socialista y sus principios fundamentales, uno de los más importantes de los cuales es que las prácticas y costumbres deben promover la igualdad y no la desigualdad, la unidad y no la división entre los diferentes pueblos y eliminar, no alentar, la explotación…

Por otra parte, como hemos dicho también: estas políticas del estado proletario con respecto a la tierra y la autonomía no significarán que los pueblos oprimidos tengan que vivir en esas zonas, lo cual viene a ser una nueva forma de segregación. En cambio, el nuevo estado proletario, mientras favorece e impulsa la unidad y la integración, asegurará a esos pueblos anteriormente oprimidos el derecho a la autonomía como parte de la política de promover la verdadera igualdad entre las naciones y los pueblos...

Es importante considerar también los grandes cambios que afectan a la población estadounidense actualmente, es decir, el marcado aumento del porcentaje de la población no europea. Tomando en cuenta las tendencias actuales, se calcula que en un futuro no muy lejano Estados Unidos ya no será un país mayoritariamente europeo-americano.

Como he recalcado: "Los imperialistas estadounidenses se enorgullecen de cómo han usado y absorbido a millones y millones de migrantes; a todos nos han contado sobre el 'gran crisol de razas'. Pero hoy en Estados Unidos hay millones de migrantes a quienes los gobernantes imperialistas consideran problemáticos y peligrosos. Estos son migrantes del tercer mundo, en particular de las naciones oprimidas por los imperialistas estadounidenses… Los imperialistas ven en estos migrantes una fuente de inestabilidad y sublevación, una fuerza que debilita la cohesión interna del país y tiene el potencial de socavar el poder de Estados Unidos como terrateniente internacional… Los imperialistas reaccionan afirmando más agresivamente la identidad blanca, europea, de habla inglesa de la Nación Americana.

"Para el proletariado revolucionario es completamente al contrario. Renunciamos a esa nación, denunciamos ese tipo de identidad: somos proletarios, no estadounidenses, y nuestra identidad es la del proletariado internacional. Insistimos en la igualdad de las naciones, incluida la igualdad en cultura e idioma. Y, es más, vemos en tales migrantes un manantial de gran fuerza—una fuerza vitalmente importante para la lucha revolucionaria para el derrocamiento del imperialismo estadounidense y para crear encima de su tumba una poderosa expresión viva del internacionalismo proletario y una base poderosa para la revolución proletaria mundial". (BALAS… De los escritos, discursos y entrevistas de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU, RCP Publications, 1985, pp.181-182)

Desde luego, dichos cambios en la población y la "composición social" de la sociedad estadounidense, por importantes que sean, no eliminarán la supremacía blanca ni la dominación de los demás pueblos por la nación europeo-americana. Seguirán siendo rasgos básicos del sistema capitalista-imperialista en Estados Unidos (parte integral de los cimientos y la estructura de tal sistema en todos los planos), aun cuando los europeo-americanos ya no sean la mayoría de la población del país. Para eliminar eso, se necesita una revolución—la revolución más radical de la historia—dirigida por el proletariado consciente de clase cuya meta es eliminar el sistema capitalista-imperialista y todas las relaciones económicas, sociales y políticas que corresponden a dicho sistema, junto con todas las ideas que perpetúan la división de la sociedad en explotadores y explotados.

El criterio revolucionario y la lucha por la igualdad

El objetivo del proletariado consciente de clase es lograr la unidad revolucionaria de las masas. En igualdad de circunstancias, el proletariado está a favor de establecer un estado socialista unificado en el mayor territorio posible; es decir, ese es el objetivo de la lucha para tumbar el dominio explotador del capital y establecer el gobierno revolucionario del proletariado, y corresponde (y tiene como guía) a nuestra meta final de establecer el comunismo en el mundo entero.

Pero, hay que destacar este punto fundamental: la unidad revolucionaria de las masas de todas las nacionalidades y el nuevo estado socialista revolucionario deben encarnar la igualdad de los pueblos, y la unificación de ese estado tiene que ser el acto voluntario de ellas. No puede basarse en la dominación de una nacionalidad sobre las demás porque eso reproduciría la misma desigualdad (aunque podría manifestarse en nuevas formas), sobre todo la dominación de los demás por la nación europeo-americana. Debemos tener muy presente que la nueva sociedad socialista que nacerá al tumbar el actual sistema opresivo tendrá que lidiar con todos los efectos del sistema capitalista-imperialista de Estados Unidos, cuyas estructuras básicas, instituciones dirigentes y cultura predominante están empapadas de supremacía blanca.

Habrá que tomarlo en cuenta en muchos aspectos, como por ejemplo al abordar la cuestión de gente que "prefiere vivir con su propia raza" en la nueva sociedad socialista. Para manejar esa cuestión correctamente, será de suma importancia aplicar con todo rigor el criterio fundamental de apoyar y fomentar las cosas que ayuden a superar la opresión nacional y oponerse a las cosas que perjudican la lucha contra la supremacía blanca.

Los barrios donde se ha excluido a la gente de color, como los "barrios étnicos blancos", han jugado un papel social muy claro en la historia de Estados Unidos: ejemplifican discriminación y segregación; son "bastiones" de supremacía y privilegio blancos que refuerzan las relaciones opresivas en general. El proletariado debe oponerse a esa situación ahora y, una vez que hayamos tomado el poder, no permitiremos que siga así ni que se restablezca porque es contraria a los intereses fundamentales del proletariado y las masas, de todas las razas y nacionalidades, y a las metas revolucionarias de nuestra clase. De acuerdo a los mismos, el estado proletario permitirá a la gente de las nacionalidades que sufrieron discriminación y opresión en la vieja sociedad vivir con "gente de su propia raza" si así lo desean; a la vez, se empeñará en eliminar la discriminación en toda la sociedad y fomentar relaciones estrechas y amistosas entre gente de todas las nacionalidades.

¿Por qué es correcta y necesaria esa política? Precisamente debido a toda la monstruosa historia de opresión de las nacionalidades no europeas en Estados Unidos. Al tomar el poder, el proletariado tomará medidas rápida y decisivamente para destruir la base de esa opresión, y de hecho logrará eliminarla de inmediato en muchos aspectos. Sin embargo, no será posible eliminar todo aspecto y todo vestigio de la supremacía blanca de la noche a la mañana; ha de requerir una lucha larga y trascendental. Si bien gente de las nacionalidades anteriormente oprimidas abrazará la unidad revolucionaria que se forjará entre todas las nacionalidades y gozará de la oportunidad de participar en toda esfera de la sociedad en condiciones de igualdad, dada la realidad descrita arriba, es probable que algunos sientan la necesidad de estar en compañía de gente de su propia nacionalidad, de convivir exclusivamente con ella porque tiene una historia, cultura y costumbres comunes como pueblo, porque puede brindar comprensión y respaldo mutuo en la lucha contra la supremacía blanca y sus manifestaciones, tanto francas como sutiles.

Será necesario permitir esa situación dado que jugará un papel positivo, sobre todo durante las primeras etapas de la nueva sociedad socialista. De igual modo, el estado socialista emprenderá políticas muy concretas para realizarla la meta general de forjar y fortalecer la unidad del proletariado y de las masas de todas las nacionalidades en condiciones de igualdad y a través de la lucha por transformar la sociedad radicalmente.

Fomentará relaciones amistosas entre todas las nacionalidades en toda esfera de la sociedad. Ayudará a establecer comunidades, empleos, escuelas y otras instituciones donde gente de todas las razas y nacionalidades convive, trabaja junta y forja estrechas relaciones de amistad y apoyo mutuo en el contexto de la lucha general por revolucionarizar la sociedad y eliminar todas las desigualdades y divisiones opresivas. El sustento de esa lucha será la unidad voluntaria y lucha cada vez más consciente de las masas de todas las razas y nacionalidades, y representará una expresión muy importante del avance hacia la meta final del comunismo mundial.

Mao Tsetung dio una descripción concisa y contundente del futuro comunista: la época en que la humanidad entera proceda de manera consciente y voluntaria a su propia transformación y a la del mundo. Será un mundo sin opresión y explotación, sin diferencias y barreras de clase o nación; en fin, una auténtica asociación cooperativa de seres humanos libres a nivel mundial que tendrá una gran unidad y fomentará una profunda diversidad. En cuanto a la transformación histórico-mundial que se requiere para llegar al comunismo, es preciso tener presente un punto que recalcaba Lenin: el comunismo solo se alcanza a través del ejercicio de la dictadura del proletariado en la nueva sociedad socialista, como transición a la abolición de todas las relaciones de opresión y explotación, y de las diferencias de clase en general (así como la abolición del estado como el instrumento de represión de una clase a otras). Asimismo, Lenin dijo que esa transición histórico-mundial se caracterizará por la lucha por la liberación de las colonias y las naciones oprimidas, y por lograr igualdad entre naciones, siendo este el camino que hay que transitar para finalmente eliminar fronteras y naciones, y crear un mundo comunista, o sea, una asociación cooperativa de seres humanos libres a nivel mundial. Ese es el criterio fundamental del proletariado para manejar la compleja lucha por superar todo aspecto de las relaciones desiguales entre las razas y nacionalidades, todo vestigio de la opresión nacional, en toda esfera de la sociedad y en el mundo entero.

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