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EL FASCISMO DE TRUMP —
A DIARIO MÁS DESCARADO Y PELIGROSO:
CÓMO UNA DECIDIDA LUCHA Y MASIVA MOVILIZACIÓN
PODRÍAN DERROTAR ESTO

Tercera parte de

NO SERÁ SUFICIENTE VOTAR —  DEBEMOS TOMAR LAS CALLES, Y PERMANECER EN LAS CALLES CON LA DEMANDA ¡TRUMP Y PENCE FUERA YA!
(La versión corta — El panorama básico y visión esencial)

(Véase también “La versión larga — El lienzo más grande y panorama más completo”)

En la Declaración de Bob Avakian, del 1º de agosto de 2020, Sobre la situación crítica inmediata, la urgente necesidad de expulsar al régimen fascista de Trump y Pence, votando en estas elecciones, y la necesidad fundamental de la revolución, abordé este importante punto:

A esta hora crítica, hay que utilizar todos los medios apropiados de acción no violenta para sacar del poder a este régimen. E, incluso con protestas de masas que exigen que se saque del poder al régimen de Trump y Pence, si este régimen permanece en el poder a la hora de votar, pues en tal caso —sin confiar en lo fundamental en votar— utilizar todos los medios apropiados para trabajar para sacar del poder a este régimen debe incluir votar contra Trump (suponiendo que en efecto se celebren las elecciones). Para que quede claro, esto no se refiere a un “voto de protesta” por algún candidato que no tiene posibilidades de ganar, sino votar concretamente por el candidato del Partido Demócrata, Biden, a fin de dar un voto que tenga un efecto real contra Trump.

Al mismo tiempo, sin embargo, enfaticé fuertemente que

Simplemente confiar en el voto para sacar a este régimen casi seguramente conducirá a resultados muy malos, incluso desastrosos. Esto es muy cierto en vista de lo que este régimen ya está haciendo, y lo que Trump está diciendo, en relación a las elecciones.

Pero, si eso es cierto, pues ¿cómo se podría sacar del poder a este régimen — y, específicamente, en realidad cómo podría conducir una movilización de masas a obligar a marcharse a este régimen?

Imagínese lo siguiente.

Entre los miles de personas con las que el trabajo de RefuseFascism.org (Rechazar el Fascismo) ya se ha conectado y a los que ha puesto en marcha, con la demanda de que este régimen fascista tiene que quedarse ¡FUERA YA!, que cada vez más personas se conviertan en organizadores de base, conectándose con sus familias, amigos y comunidades, y activando a todo tipo de personas y grupos —mediante el contacto directo, las redes sociales y de otras formas— que atraigan e incorporen hacia este creciente y cada vez más diverso movimiento de masas, a miles de personas adicionales que comparten su odio por todo lo que este régimen representa y por todo lo que éste maniobra despiadadamente para imponer a martillazos. Y que muchas personas más, a su vez, también se conviertan en organizadores.

Imagínese que, como ha sucedido con las protestas de masas contra la racista opresión y terror policial, la gente se movilice en las calles, día tras día, a partir del 3 de octubre, en respuesta al llamamiento de Rechazar el Fascismo para realizar manifestaciones sostenidas no violentas pero decididas en torno a la demanda unificadora de que este régimen tiene que marcharse, ya. Que estas movilizaciones crezcan, se expandan y se multipliquen — y que se les unan crecientes cantidades de personas indignadas por la continua brutalidad y asesinato policial; por la devastación del medio ambiente; por los niños en jaulas y las decenas de miles de inmigrantes en campos de concentración en la frontera; por la negligencia y mentiras despiadadas y temerarias de Trump sobre la pandemia de la Covid, con el resultado de decenas de miles de muertes innecesarias, desproporcionadamente entre los negros, los latinos y los indígenas; por la implacable maniobra del régimen para consolidar más una Corte Suprema que sea otro instrumento de fascista intolerancia y represión — que masas de personas, de todas partes de la sociedad, que están hartas de todo esto, y están llegando a ver aún más claramente que todo esto está estrechamente relacionado con este régimen fascista y está impulsado por él, se unan a las continuas movilizaciones diarias, vinculando su indignación y resistencia con la demanda unificadora: ¡FUERA YA!

Imagínese: Que estudiantes y alumnos, profesores y maestros, científicos, profesionales médicos, abogados, clérigos y sus congregaciones, sindicatos, organizaciones de derechos civiles y de justicia, artistas, atletas y otras personas en el ámbito cultural — que todas estas personas, y otras, asuman el llamamiento y se movilicen para fortalecer el movimiento. Que celebridades, y personas prominentes en muchos campos, utilicen sus plataformas para magnificar el mensaje y ayuden a movilizar a cantidades aún mayores de personas.

A medida que los crímenes de este régimen aumenten en escalada día tras día — regando supremacía blanca, supremacía masculina y otras intolerancias; maniobrando para suprimir el voto y robarse las elecciones; amenazando con violencia y desatándola para permanecer en el poder sin importar el resultado de las elecciones; convirtiendo cada vez más al “Departamento de Justicia” en un instrumento franco de represión sin ley, robándose a la gente sus derechos básicos, al tiempo que maniobre para imponer a martillazos una Corte Suprema que declare que todas estas acciones son “constitucionales” y “legales” — a medida que todas estas cosas, y otras, se vuelvan cada vez más descaradas, y se aceleren a un ritmo vertiginoso al aproximarse las elecciones programadas, que crecientes sectores de la sociedad empiecen a darse cuenta de que no pueden simplemente confiar en las elecciones para hacer frente a esto. Al dejar a un lado lo de confiar pasivamente en el “proceso político normal” y al superar temores ante las amenazas y asaltos de los golpeadores fascistas, por todo Estados Unidos que las masas de personas del común, en crecientes olas, se tomen las calles, se sumen a las movilizaciones en curso ¡FUERA YA!, o con sus propios esfuerzos inicien tales movilizaciones donde aún no se estén produciendo. Que esto se convierta en una marejada masiva desde abajo que abarque al país en su conjunto, cambiando dramáticamente los términos de la participación política, obligando a todos los contendientes políticos y a todas las instituciones dominantes de la sociedad a responder a esta ascendente ola de resistencia decidida de masas. Que esta creciente movilización se desarrolle desde los márgenes hasta pasarse al centro de la atención y cobertura de los medios de comunicación, en Estados Unidos y a nivel internacional. Que la gente de todo el mundo preste atención, se inspire y organice manifestaciones de solidaridad y apoyo.

Imagínese que, de repente, los políticos y agentes del Partido Demócrata se vean obligados a darse cuenta de que simplemente no pueden canalizar toda la indignación y el descontento en unas elecciones que a diario el régimen fascista está robándose y corrompiendo de manera violenta. Que estos políticos ahora declaren que se identifican con los sentimientos de las masas de manifestantes que demandan ¡FUERA YA! — y busquen tener oradores en los mítines y trabajen para controlar y dirigir las movilizaciones hacia “canales aceptables” que no lleven a más “desorden”. Pero que, dada la creciente comprensión y determinación de los manifestantes, los esfuerzos de estos políticos solamente atraigan aún más atención, y aún más gente, hacia estas movilizaciones — e incluso ante las crecientes amenazas y actos de represión y violencia del régimen y sus partidarios fascistas, con y sin uniforme, estas movilizaciones sigan creciendo y hagan tronar aún más poderosamente la demanda: ¡FUERA YA!

Ante la intensificación de esta situación, que los dirigentes del Partido Demócrata calculen que la única manera en que pueden esperar a obtener el control de la situación y restablecer alguna apariencia de “proceso ordenado” es que ellos mismos asuman la demanda “El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse” —ahora—, incluso antes de unas elecciones programadas que este régimen ya ha pervertido completamente e impedido que procedan como un proceso “libre y justo”. Que otras personas con cargos poderosos en el gobierno se sumen a esta maniobra de los demócratas (o la apoyen tras bambalinas), entre ellas hasta algunos políticos republicanos que por fin hayan decidido que se cumplirán más efectivamente sus objetivos políticos y ambiciones personales rompiendo con este régimen y reagrupándose en torno a otros “líderes”. Que estas fuerzas de la clase dominante les presenten a Trump (y Pence) el ultimátum de que o bien renuncien o si no, saldrán destituidos en un juicio político —y, en esta ocasión, serán condenados— y que aquellos que pongan esta demanda también dejen en claro que tienen el poder institucional detrás de sí para hacer cumplir esto, si Trump (y Pence) se niegan a marcharse.

¡Imagínese!

Por supuesto, es imposible decir exactamente cómo resultarán las cosas, y no hay “garantía” de éxito. Pero es posible. Y hay que enfatizar dos cosas al respecto.

Primero, si las masas de personas no se toman las calles, ahora mismo, en torno a la demanda de que este régimen tiene que marcharse; si se permite que este régimen suprima los votos y utilice la amenaza y la fuerza de la violencia para mantenerse en el poder; si este régimen logra consolidar más su gobierno fascista y desatarse más para imponer a martillazos su programa y objetivos fascistas — pues, las consecuencias serán verdaderamente catastróficas.

Segundo, nosotros —todos nosotros, desde muchos distintos ámbitos de la vida y muchas distintas perspectivas políticas, que somos capaces de reconocer a este régimen fascista por lo que es y rechazamos vivir en un Estados Unidos fascista— al actuar juntos miles y millones de nosotros, podemos dar expresión a los sentimientos fuertemente sostenidos de decenas y decenas de millones de personas que odian con razón todo lo que este régimen representa y que aspiran a un mundo mucho mejor que éste. Podemos dar vida a movilizaciones masivas, no violentas pero sostenidas, y que crezcan rápidamente, que exijan que este régimen tenga que marcharse —ya— con la posibilidad de que esto pueda llegar a convertirse en una realidad. Podemos expresar poderosamente el entendimiento crucial de que —debido a su propia naturaleza fascista, y con sus intentos en escalada de corromper unas elecciones y permanecer en el poder independientemente del resultado concreto de esas elecciones—, este régimen es ilegítimo y hace falta sacarlo. Y si, incluso con esta movilización de masas, este régimen aún se halla en el poder el 3 de noviembre, el hecho de que hayamos llevado a cabo esta movilización de masas y hayamos propagado poderosamente esta demanda ¡FUERA YA!, implicará que habrá condiciones mucho más favorables para continuar, y amplificar y fortalecer más, esta movilización de masas si Trump y su régimen intentaran mantenerse en el poder, independientemente del resultado concreto de las elecciones.

El que se diera una posibilidad real de una sociedad, un mundo y un futuro para la humanidad —en el que valiera la pena vivir— dependería, en una medida muy grande, de lo que nosotros que aspiramos a un mundo así decidamos hacer, y de que nos esforcemos con la determinación necesaria para hacer de esto una realidad.

 

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