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REVOLUCIÓN Número Veintisiete,
@BobAvakian Official:

La lucha por la libertad de expresión, como parte crucial de luchar por poner fin a terribles injusticias y atrocidades — y al sistema que es la fuente de estos ultrajes

A lo largo de Estados Unidos hoy, avanza una feroz represión contra las personas que protestan contra la matanza genocida del pueblo palestino perpetrada por Israel, con respaldo total de Estados Unidos. Esta represión ha afectado especialmente a las universidades y, en particular, a las universidades de élite — planteles de la “Ivy League” (como Columbia y Harvard), la Universidad de California y muchos otros: han estado hostigando a los estudiantes y amenazando a su futuro empleo por participar en protestas contra este genocidio; han cancelado programas y discursos que iban a presentar a personas con posiciones pro Palestina y antigenocidio; los administradores universitarios han estado imponiendo severas restricciones a las protestas, proscribiendo las organizaciones de protesta, mandando acudir a la policía para arrestar y brutalizar a los estudiantes que protestan, expulsando o suspendiendo a los estudiantes, echándolos de las residencias estudiantiles... y así sucesivamente.

Una de las formas en que “se justifica” esta represión es decir de manera deshonesta y anticientífica que la oposición al genocidio el cual está llevando a cabo Israel —o la oposición al estado de Israel y su opresión tipo apartheid al pueblo palestino en general— es igual que el odioso prejuicio contra las personas judías (antisemitismo). Esta mentira suele estar acompañada del argumento de que criticar y protestar contra Israel y sus acciones hace que las personas judías se sientan incómodas (o amenazadas) y, por lo tanto, hay que prohibir y suprimir estas críticas y protestas.

En primer lugar, hay muchos judíos —incluidas organizaciones judías en las universidades— que están desempeñando un papel importante en la oposición al genocidio que Israel está llevando a cabo contra el pueblo palestino. Si la oposición a Israel y a sus acciones genocidas incomoda a algunos judíos, pues éstos necesitan examinar por qué les incomoda. Toda persona decente que está por la justicia no sólo debería “incomodarse” sino también indignarse por lo que Israel está haciendo.

Y se tiene este hecho esencial: se supone que la expresión de las ideas, en discursos y escritos —y, sí, en protestas— es un “principio sagrado” de la academia, ¡incluso cuando la expresión de esas ideas incomoda a algunas personas! Suprimir discursos y protestas porque incomodan a algunas personas es una violación flagrante, y se burla, de la supuesta “libertad académica” y del derecho a la “libertad de expresión”.

Esto nos lleva a la verdadera razón por la cual están reprimiendo despiadadamente estas expresiones y protestas, en general y particularmente en los campus universitarios. Como dije anteriormente (en el mensaje Número Diecisiete) esta represión está ocurriendo ahora:

Debido a que están en juego los intereses fundamentales del capitalismo-imperialismo estadounidense. Debido a que Israel desempeña un “papel especial” de bastión de apoyo fuertemente armado para el imperialismo estadounidense en una parte estratégicamente importante del mundo (el “Medio Oriente”). Además, Israel ha constituido una fuerza clave en la perpetración de atrocidades, algo que ha contribuido a mantener el dominio opresivo del imperialismo estadounidense en muchas otras partes del mundo.

Además, esta represión está ocurriendo debido a que los representantes de la clase dominante estadounidense reconocen claramente que si los jóvenes, especialmente en las universidades de “élite”, empezaran a cuestionar con seriedad y a actuar en contra de lo que este sistema está haciendo —si el sistema “perdiera la lealtad” de grandes números de estos estudiantes—, eso podría ser un factor importante en la creación de una verdadera crisis para el sistema en su conjunto, como lo que ocurrió en los años 1960: una crisis, ahora más que nunca, que en realidad este sistema no puede darse el lujo de permitir, en un momento en que profundas divisiones ya están desgarrando al país entero, con choques agudos ahí mero entre las fuerzas gobernantes. Por lo tanto, al mismo tiempo que los poderes gobernantes en Estados Unidos están fuertemente divididos, están firmemente unidos en su determinación de castigar e intimidar especialmente a los estudiantes de las universidades de élite los que se han pasado al frente para protestar contra la masacre genocida de los palestinos. La clase dominante desesperadamente quiere impedir que una oposición a sus intereses fundamentales se extienda y active a masas de personas, de todas partes de la sociedad.

Y:

Todo esto revela, más “manifiestamente” que en “situaciones normales”, la dictadura concreta detrás del cascarón externo de la “democracia” en Estados Unidos — y arroja una luz sobre la debilidad estratégica de este sistema, cuando sí llegue a perder la lealtad de importantes sectores de la población y esto conlleve el potencial de propagarse a todas partes de la sociedad, incluso entre las instituciones dominantes de este sistema.

Todo esto nos hace recordar al Movimiento Pro Libertad de Expresión (FSM) en la Universidad de California-Berkeley, allá por 1964. Hace ya sesenta años, los estudiantes de Berkeley tuvimos que emprender una protesta masiva para ganar el derecho a llevar a cabo y organizar acciones contra las injusticias en la sociedad en general, en particular la discriminación racial. Ese Movimiento Pro Libertad de Expresión también jugó un papel importante en el desarrollo de protestas masivas, en los campus universitarios y en todo el país, contra otras monumentales injusticias y crímenes contra la humanidad, en particular la guerra genocida que Estados Unidos estaba librando en ese entonces contra el pueblo de Vietnam — en la que Estados Unidos masacró a varios millones de civiles vietnamitas antes de por fin ser obligado a retirarse de Vietnam, derrotado.

Como alguien que participó en el FSM y otras protestas y rebeliones importantes allá por los años 1960, puedo decir que fue tremendamente inspirador ser parte de algo en que grandes cantidades de personas estaban motivadas, no por estrechos intereses personales, sino por la lucha por un mundo más justo y mucho mejor. Me encantó ser parte de todo eso — y los principios y el espíritu de esos años han seguido siendo una inspiración y guías cruciales para mí a medida que me convertí en revolucionario y en comunista, y he trabajado, desde ese entonces, para desarrollar el comunismo sobre una base aún más consecuentemente emancipadora así como científica. Esos principios y ese espíritu, remontándonos al FSM, son elementos cruciales del nuevo comunismo que ha resultado de este trabajo, y están integrados por escrito y recorren toda la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de mi autoría.

Ahora, una vez más, existe una gran necesidad de construir, en cantidades cada vez más grandes y dimensiones más poderosas, protestas en oposición a una guerra genocida —en esta ocasión en oposición a la guerra en contra del pueblo de Palestina— y otras profundas injusticias; y, como parte clave de eso, existe una necesidad crucial de oponernos masivamente, y derrotar, los intentos de las autoridades gobernantes, en los campus universitarios y en todo el país, de suprimir estas protestas y castigar despiadadamente a aquellos que las llevan a cabo.

Y además el hecho de que, a sesenta años del Movimiento Pro Libertad de Expresión original, en la Universidad de California-Berkeley, vuelva a ser necesario este tipo de oposición masiva a la despiadada represión a las personas que protestan contra las profundas injusticias y horrorosas atrocidades genocidas — ¡lo que pone agudamente de relieve el hecho de que existe una necesidad aún más fundamental para una revolución para abolir por fin todo este sistema del capitalismo-imperialismo, su dictadura represiva concreta sobre la población en Estados Unidos, y sus masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en todo el mundo!