El viernes 26 de abril, estudiantes de la Universidad de Nueva York (NYU) montaron un campamento al aire libre por Gaza junto a un edificio del campus. Esto fue solo unos días después de que la policía de la ciudad de Nueva York había dispersado brutalmente otro campamento rociando gas pimienta y arrestando a 120 manifestantes, entre ellos profesores y personal de la NYU. Una demanda clave de la ocupación es “divulgar y desinvertir”. Es un llamado para que la NYU revele y se deshaga de las inversiones universitarias en empresas y fondos que ayudan a Israel y su guerra genocida, y una demanda para cerrar la sucursal de la NYU en Tel Aviv, Israel.
Sobre el nuevo campamento se ciernen amenazas de nuevas maniobras por parte de la administración universitaria para desmantelarlo. Pero los estudiantes se mantienen firmes. La ocupación también ha obtenido el apoyo de la comunidad vecina y de estudiantes de otras universidades.
El sábado pasado, varios revcoms llevamos el mensaje de la revolución a la escena. Distribuimos volantes importantes y el folleto de una nueva recopilación (en inglés) de escritos de Bob Avakian sobre Israel, el Medio Oriente, el imperialismo y la revolución que la humanidad necesita. Montamos un caballete de carteles en que se planteaba dos preguntas: “Pregúntenos por qué Biden y los gobernantes respaldan el genocidio en Gaza” y “Pregúntenos por qué el sistema está reprimiendo tan duro a los manifestantes estudiantiles”. Unos 40 o 50 estudiantes en el campamento coreaban y cantaban. Al otro lado de la barricada policial unos 50 simpatizantes miraban hacia adentro y coreaban con los del campamento.
Aprovechando un momento, luchando para abrir el debate
Durante una pausa entre los coros, Raymond Lotta aprovechó la oportunidad para hablar ante la multitud. Habló fuerte, fue inesperado y llamó la atención; y la mayoría de la gente se volvió hacia él. Explicó quiénes somos —los revcoms y Libros Revolución— y por qué estábamos allí: para apoyar y convocar a la gente a defender este y otros campamentos y llevar el mensaje de la revolución que la humanidad necesita. Rápidamente lanzó las consignas de los revcoms: exigir el fin del genocidio, señalar el papel de Estados Unidos; detener la represión; el antisionismo no es antisemitismo; y desde Palestina hasta Estados Unidos, el pueblo necesita la revolución. Planteó ante la gente que el líder revolucionario Bob Avakian ha desarrollado el nuevo comunismo, el marco para hacer la revolución para derrocar este sistema y crear una sociedad y un mundo en el que los seres humanos puedan florecer.
Entonces dos organizadores se acercaron a Raymond y le pidieron que parara. Continuó pero rápidamente terminó con el mensaje de que ahora es el momento no sólo de intensificar esta lucha sino también de profundizar en las causas de este horror y otros horrores de este sistema —desde la catástrofe climática hasta el peligro de una guerra mundial y los ataques contra el derecho de las mujeres al aborto y los derechos LGBTQ— y profundizar en la salida revolucionaria. La multitud le dio un fuerte aplauso.
Una árabe con dos hijos había oído a uno de los organizadores decirle a Raymond que parara porque supuestamente esto hacía más difícil garantizar la seguridad de la multitud. La mujer se acercó a nuestra mesa y dijo: “No, lo que él está diciendo no hace que la gente sea insegura. Todos necesitan escucharlo”. Compró dos copias del folleto de Bob Avakian, BA, y dijo que reproduciría más en su lugar de trabajo.
Varias otras personas se acercaron a nuestra mesa para conversar, conseguir materiales, especialmente la recopilación de BA, e informarse sobre Libros Revolución y el próximo Primero de Mayo Internacionalista Revolucionario. Un “odiador” intentó interponerse entre los revcom y las personas interesadas, esforzándose para ahuyentar a la gente con mentiras sobre un “culto”. Le dijimos a la gente que esto era una completa tontería y luchamos con la gente para que comprendiera que él quiere alejar a la gente de la revolución y que deberían aprender la verdad sobre quién es BA y de qué se trata esta revolución. Después de un rato, el “odiador” se largó. Nuestra mesa atrajo a estudiantes, gente del vecindario, una pareja mayor que había obtenido la recopilación de BA frente a la Universidad de Columbia y que la habían leído y querían saber más sobre BA, un artista que forma parte de una coalición que está presentando una exposición de arte en solidaridad, y otros.
Al mismo tiempo, los sionistas salieron en masa, enfrentando a los partidarios del campamento y a los revcoms con ruidosas burlas e interrupciones, agitando una bandera combinada de Estados Unidos e Israel en la cara de la gente. Muchos en la multitud los callaban coreando. Pero fue un continuo ir y venir.
Una situación turbulenta continua
Claramente, se trata de un fenómeno creciente: los sionistas interrumpen de manera más agresiva en escenas de campamentos con más gente y más vitriolo. Una graduada de secundaria afroamericana a quien le había atraído nuestra mesa estaba hablando con uno de nosotros cuando ocho sionistas nos rodearon, insistiendo en que ellos fueran parte de la discusión. Ella dijo que no quería tener nada que ver con ellos y les dijo que se fueran a la mierda, que quería saber de nosotros y qué representamos. Ella fue tan enojada e inflexible que dos de los organizadores del campamento le aconsejaron que se calmara, ya que estaban preocupados por lo que esto podría desencadenar.
Distribuimos 44 ejemplares de la recopilación de BA y recaudamos $98. Conocimos a personas que están descubriendo por primera vez y abiertas a aprender sobre esta revolución y BA.
Todo esto es un reflejo de la intensificación de la “mezcla candente” en torno al genocidio en Gaza. Está el levantamiento justificado en las universidades… están los “odiadores” que intentan aislar a los revcoms de diferentes escenas… está el pensamiento de la “política de identidad” que ha ganado terreno en los campamentos… están los sionistas que intervienen cada vez más descaradamente... están las fuerzas de represión que atacan y se preparan para atacar aún más brutalmente. Este es el remolino en que estamos construyendo la revolución y luchando por las fuerzas que serán las “primeras iniciadoras” de esta revolución.