Palestinos hacen fila para recibir comida en Rafah, Franja de Gaza, 23 de febrero de 2024. El hambre catastrófica es terrible en toda Gaza. Foto: AP
Las principales organizaciones de ayuda del mundo han dicho que la situación alimentaria en Palestina es la más grave de cualquier país en 20 años. La Agencia de Obras Públicas y Socorro de la ONU (UNRWA por sus siglas en inglés) es, con mucho, la principal y única forma significativa de canalizar alimentos a los palestinos en una escala que se aproxima a la cantidad necesaria para evitar una hambruna masiva. Emplea a 13.000 personas en Gaza y tiene las habilidades logísticas, conexiones con las administraciones locales y la capacidad de llevar alimentos rápidamente a la gente de manera ordenada y racional. En medio de la destrucción masiva, el terror y el caos en Gaza, bajo el asedio de Israel, eso no es algo que pueda recrearse de una manera que se acerque a abordar la situación.
Los esfuerzos de Estados Unidos por “lanzar ayuda desde el aire” han sido, en el mejor de los casos, aleatorios y, en el peor, mortíferos (estos lanzamientos desde el aire han matado a varias personas cuando fallaron los paracaídas).
Palestinos esperan ayuda humanitaria en una playa de la ciudad de Gaza, Franja de Gaza, 25 de febrero de 2024. Foto: AP
Entonces, ¿qué hizo el Congreso de Estados Unidos para hacer frente a la inminente hambruna de quizás dos millones de personas? ¡Cortó la ayuda a la UNRWA, la ÚNICA organización de ayuda viable que opera en Palestina!
La supuesta “razón” son las afirmaciones infundadas de Israel de que algunos de los miles de empleados de la UNRWA en Gaza fueron parte del ataque del 7 de octubre contra Israel por parte de Hamás. El Congreso de Estados Unidos bien podría haber votado a favor de convertir en ley estadounidense que Israel mate de hambre a toda la población de Gaza.
Y ese es sólo un elemento de todo un panorama de horror —llevado a cabo por Israel, pero en muchos, muchos sentidos “Made In USA”— que se desarrolló la semana pasada.
Israel continúa matando en masa de forma desenfrenada a civiles mediante ataques con bombas y misiles. Y Estados Unidos continúa enviando esas bombas y misiles a Israel. Al 23 de marzo, el número de personas asesinadas por Israel en Gaza era de 32.142. Incontables miles de cuerpos más yacen enterrados entre los escombros de edificios destruidos por misiles y bombas israelíes. El 23 de marzo, el New York Times informó que “Gaza se ha convertido en un cementerio de 140 millas cuadradas, cada edificio destruido otra tumba dentada para aquellos que todavía están enterrados en su interior”.
Además de decenas de miles de muertos, las bombas, misiles, tanques y soldados de Israel han herido al menos a 75.000 personas en Gaza. Toda la población sufre desnutrición y hambre. Mujeres demacradas están dando a luz en refugios. Israel ha diezmado sistemáticamente la infraestructura sanitaria de Gaza; dos tercios de los hospitales de Gaza han quedado fuera de funcionamiento debido a los ataques israelíes.
• Utilizar “inspecciones” para imponer la hambruna
Ninguno de los 2,2 millones de habitantes de Gaza tiene alimentos suficientes para comer. ¡La mitad de la población está al borde de la inanición! En el norte de Gaza, la ONU informa que el 70 por ciento de la población ya sufre niveles catastróficos de hambre. La gente come hierba y piensos para animales y bebe agua contaminada. Las madres hambrientas no pueden producir suficiente leche para alimentar a sus bebés y los padres piden fórmula infantil en centros de salud agobiados.
Lo que a veces comen las personas hambrientas en Gaza: alimento para animales y paja, a veces mezclada con tierra. Foto: Mosab Abu Toha IG
Después de haber destruido sistemáticamente la producción, almacenamiento y transporte de alimentos de Gaza con bombas, misiles, tanques y buldóceres, Israel impide el ingreso de alimentos a Gaza mediante las llamadas “inspecciones” de los camiones de ayuda, prohibiendo artículos que van desde toallas sanitarias y kits de embarazo hasta suministros para hospitales y tabletas purificadoras de agua, alegando que estos artículos pueden ser utilizados como armas por Hamás.
El 23 de marzo, Philippe Lazzarini, Comisionado General de la UNRWA, tuiteó:
Hoy, las autoridades israelíes negaron que otro convoy con suministros de alimentos muy necesarios se dirigiera al norte, donde la gente está al borde de la hambruna. La última vez que @UNRWA pudo enviar ayuda alimentaria al norte fue hace casi dos meses. Lo he dicho muchas veces: esto es un hambre provocada por el hombre y una hambruna inminente que aún se puede evitar. Las autoridades israelíes deben permitir la entrega de ayuda alimentaria a gran escala hacia el norte, incluso a través de la UNRWA, la organización humanitaria más grande de Gaza. Mientras tanto, los niños seguirán muriendo de desnutrición y deshidratación bajo nuestra vigilancia. Lo insoportable no debe convertirse en la nueva normalidad.
• Continuación de ataques contra la distribución de alimentos
En los últimos meses, las fuerzas israelíes han matado a más de 400 palestinos en el norte de Gaza que se estaban reuniendo para recoger ayuda de los camiones que llegaban del sur. El 29 de febrero, Israel mató a más de cien personas e hirió a muchos cientos más en la masacre de la “Harina” en el norte de Gaza. Al Jazeera informó que el 23 de marzo, al menos 19 personas murieron nuevamente por bombardeos israelíes mientras se distribuía ayuda en el mismo lugar donde tuvieron lugar masacres anteriores en la ciudad de Gaza.
Informes, incluido el de Middle Eastern Eye, han documentado que Israel ataca a los trabajadores humanitarios. Esto incluye a funcionarios civiles responsables de organizar la distribución de alimentos y comités de voluntarios que se han organizado para coordinar y gestionar la distribución de alimentos. Israel da la excusa de que estos funcionarios civiles son parte de Hamás, pero Hamás ha sido el gobierno en Gaza durante 18 años, lo que significa que todo el aparato civil podría considerarse “afiliado a Hamás”. Israel no ha proporcionado pruebas de que las personas que mataron la semana pasada fueran combatientes militares. Después de que Israel atacó una operación de distribución de alimentos de la ONU en el sur de Gaza el 13 de marzo, matando a un miembro del personal de la ONU y a otras personas, el Washington Post informó que los ataques israelíes a los convoyes de ayuda y a la policía local que los custodia están creando condiciones de caos y saqueo por parte de pandillas.
• El asedio del hospital Al-Shifa
Mientras publicamos esto, el asedio israelí al hospital al-Shifa en el centro de Gaza está en su séptimo día. Este es el hospital más grande de Gaza. Cuando comenzó el asedio, al-Shifa apenas estaba equipado después de meses de guerra y una incursión previa de las fuerzas israelíes.
Amr Fawzi Jedbah, un cirujano vascular de al-Shifa de 31 años de edad, describió haber mirado por una ventana de al-Shifa el 18 de marzo y haber visto tanques israelíes rodeando el hospital. Le dijo al Washington Post que minutos después el ejército israelí anunció que “han conquistado al-Shifa y todos están bajo arresto”. El Dr. Jedbah dijo que las tropas israelíes expulsaron o detuvieron a cientos de pacientes. Entre 150 y 200 pacientes que no podían caminar permanecieron en el hospital con un puñado de médicos. Al menos nueve pacientes, incluidos dos en la unidad de cuidados intensivos, murieron por falta de tratamiento. Mientras el Dr. Jedbah permaneció en el hospital, evitó mirar por las ventanas del hospital por temor a que le dispararan.
• Médicos de Gaza testifican en Washington
Médicos estadounidenses y británicos con años de experiencia en el tratamiento de pacientes en zonas de guerra vinieron a Washington, DC, para traer relatos de primera mano de lo que vieron en los hospitales de Gaza.
Nick Maynard, un cirujano británico, describió haber operado en lesiones del pecho, las que habían resultado de explosiones, con pocos anestésicos o antibióticos en el Hospital Al-Aqsa en el centro de Gaza en diciembre y enero. “La falta de alivio del dolor fue particularmente preocupante porque vimos a muchos niños con quemaduras terribles”. Describió haber intentado operar con una cantidad limitada de guantes y batas quirúrgicas esterilizados. Esta ausencia de material médico esencial se debe al asedio israelí a Gaza. El Dr. Maynard describió caminar por pasillos llenos de personas desplazadas para revisar a los pacientes a que había operado y, en ocasiones, no poder encontrarlos. Le dijo al New York Times: “Esta es la destrucción deliberada de todo el sistema de atención médica”.
Thaer Ahmad es un médico de urgencias palestino-estadounidense. Trabajó en el Hospital Nasser en el sur de Gaza hasta enero. El 15 de febrero, después de su partida, el Hospital Nasser fue asaltado por fuerzas israelíes en lo que Israel afirmó que era una búsqueda de miembros de Hamas, armas y cuerpos de rehenes israelíes. Israel ordenó a los pacientes y al personal que se marcharan, atacó y mató con balas y ataques aéreos a algunos de los que intentaban salir, y obligó a miles de pacientes, personal y refugiados a salir del hospital.
Los vídeos de la redada de febrero mostraban el caos dentro del hospital dañado y lleno de humo, y se oyen disparos automáticos y explosiones. En condiciones que empeoraban rápidamente, los pacientes morían por falta de electricidad y oxígeno. El ejército israelí describió la incursión como “una operación precisa y limitada”.
Lo que estamos viendo con la destrucción total que Israel está imponiendo sobre el pueblo de Gaza —con el apoyo financiero y militar de Estados Unidos— es un intento, por parte del Primer Ministro Netan-NAZI (también conocido como Benjamín Netanyahu), de lograr una “solución final” al “problema palestino” de Israel. Esto significa, como mínimo, reducir a los palestinos a un estado tal que ya no puedan representar ningún obstáculo para los objetivos de Israel. Más allá de eso, podría significar expulsión masiva y/o matanza a gran escala, incluso más allá de lo que Israel está llevando a cabo ahora.
Una y otra vez, Israel justifica atacar hospitales, obstaculizar la distribución de ayuda y disparar contra personas hambrientas que reciben ayuda alimentaria afirmando que Hamás se esconde entre la población civil. Y que su matanza masiva en Gaza es necesaria para que Israel “se defienda”. Si bien Biden y otros funcionarios estadounidenses condenan, al menos públicamente, algunos de los crímenes más atroces y horrendos, una y otra vez lo sitúan en el marco de que Israel tiene “un derecho a defenderse”.
En REVOLUCIÓN SEIS, al responder a las “justificaciones” del genocidio de palestinos por parte de Israel, el líder revolucionario y autor del nuevo comunismo Bob Avakian dice lo siguiente:
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Otro pretexto el que propagan Israel y sus seguidores para “justificar” su matanza en masa de los palestinos es: “Hamas está escondiéndose en la población palestina en Gaza, así que Israel no tiene otra opción salvo matar a civiles en su persecución a Hamas”.
Otra vez, pura paja. El hecho es que Israel está atacando a Gaza con bombas masivas de 2 mil libros (900 kilos) que sin duda van a matar a enormes cantidades de civiles, no solamente a los combatientes de Hamas.
Más de 2 millones de palestinos están apiñados en el muy pequeño territorio de Gaza, confinados ahí bajo el control israelí, así que ¿a poco se sorprende que Hamas “se revuelva” con la población palestina más amplia? Qué hipocresía más repugnante el que Israel se queje de que Hamas se encuentre revuelto en la población general en Gaza y que lo pretexte para masacrar a civiles palestinos.
“Pues ¿qué debería hacer Israel, dejar pasar este ataque de Hamas sin respuesta, lo que le animaría a seguir atacando? ¿Y qué del derecho de Israel a defenderse?”
Eso es otro argumento que dan Israel y sus partidarios.
La verdad es que Israel, como Sudáfrica con el apartheid antes de Israel, es un estado ilegítimo —y como tal, no tiene ningún derecho legítimo de “defenderse”— y su supuesta “defensa propia” ha abarcado repetidamente la matanza deliberada de civiles, entre ellos grandes cantidades de niños.
¿Qué debería hacer Israel? Israel “debería” dejar de oprimir brutalmente al pueblo palestino. Pero Israel, siendo un estado racista, supremacista-judío (sionista), no puede hacer eso: no puede porque la opresión asesina del pueblo palestino se ha integrado en el estado de Israel desde su fundación, e Israel no podría existir sin oprimir brutalmente al pueblo palestino.
Y, ya que Israel no puede dejar de oprimir brutalmente al pueblo palestino, Israel —como un estado sionista racista— tiene que dejar de existir.
La verdadera pregunta es ¿cuál es la forma legítima para luchar contra el estado de Israel y cuál es una solución justa a todo esto?
La respuesta definitivamente no es “matar a todos los judíos en Israel” o “empujarlos al mar”. La respuesta es abolir el estado de Israel, y en su lugar crear un estado revolucionario en que el gobierno y las leyes no promuevan ninguna religión y no favorezcan a ningún pueblo más que otro, sino en que haya igualdad entre judíos y palestinos.
La respuesta definitivamente tampoco es la “solución de dos estados” promovida por la administración Biden. Semejante “solución de dos estados” en realidad equivaldría a nada menos que un poderoso estado de Israel que continuaría ocupando las tierras robadas al pueblo palestino, mientras el supuesto “estado palestino” creado mediante esta “solución” sería una burla amarga, un estado títere — meramente un mosaico de minúsculos territorios separados, cercados y dominados por Israel, en que el pueblo palestino todavía estaría sometido a una terrible opresión y privaciones.
La respuesta es que hace falta librar la lucha contra el estado de Israel sobre una base revolucionaria, con el objetivo de poner fin a toda relación opresiva y toda desigualdad entre las personas que se base en la raza y la nacionalidad, el sexo y el género, y toda relación en la que una parte de la sociedad explote a otras. Y lo que se necesita con urgencia es que surja una fuerza revolucionaria para dirigir la lucha sobre esa base.